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Un cocinero y un funcionario habrían ayudado a Ana Julia Quezada a esconder su móvil en prisión cuando había registros.

POR OLMEDO URBAEZ
Ávila, España.-


No se descarta que haya más trabajadores implicados. La directora de la cárcel tenía conocimiento de las grabaciones.

Un cocinero y un funcionario ayudaban a Ana Julia a esconder su móvil en prisión cuando había registros.

Ana Julia Quezada, la dominicana que fue condenada a prisión permanente revisable en febrero de 2018 tras el asesinato del niño Gabriel Cruz. Se encuentra cumpliendo condena en la cárcel de alta seguridad de Brieba (Ávila) donde se ha destapado una red de favores, uso ilegal de teléfonos móviles y chantajes dentro del centro penitenciario.

El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Ávila mantiene abiertas diligencias por un presunto delito de cohecho. Al menos dos trabajadores de la prisión están siendo investigados por, supuestamente, haber facilitado a Ana Julia un teléfono móvil a cambio de favores sexuales: un funcionario y un cocinero jubilado. La presa habría grabado encuentros íntimos con uno de ellos y, con esas imágenes, habría intentado chantajear a la directora del centro para conseguir beneficios, como un posible traslado a Barcelona.

La investigación comenzó en junio de 2024, después de que la madre de Gabriel, Patricia Ramírez, denunciara públicamente que Ana Julia Quezada podría estar recibiendo un trato especial en prisión. Ramírez ya había alertado hace un año de que la reclusa disponía de un teléfono móvil en la cárcel, y señaló directamente a la posible complicidad de «algún funcionario» del centro.

¿Cómo consiguió el móvil?

Según detallan fuentes de la investigación, la nueva pareja de Ana Julia, una mujer fuera de la cárcel, habría sido la responsable de hacer llegar el teléfono móvil a la prisión con la ayuda del funcionario y cocinero de la prisión, quienes le habrían ayudado a esconderlo cuando había registros. El objetivo era que la reclusa pudiera estar en contacto con el exterior y, supuestamente, participar en un ‘true crim’, una serie sobre el asesinato de Gabriel.


El móvil también tenía otra función, la de grabar los encuentros sexuales con el funcionario. Ana Julia confesó a otras presas y a un educador que tenía la intención de usar esas grabaciones como moneda de cambio para chantajear a la directora de la cárcel con el propósito de conseguir el traslado a otra prisión.

Los dos implicados han sido apartados mientras continúe la investigación. El funcionario sigue imputado por cohecho y permanece en el centro penitenciario, aunque apartado de sus funciones. El cocinero ya está jubilado, pero también está siendo investigado. La Guardia Civil ha tomado declaración a ambos y ha entregado las diligencias al juzgado.

La directora tenía conocimiento de las grabaciones

Por otra parte, la directora de la cárcel, Laura Pérez, ha confirmado en un informe dice tener conocimiento de las grabaciones: «La interna manifiesta tener un móvil con una serie de grabaciones, entre ellas, imágenes de vídeo en las que aparece el funcionario en su celda». En esas imágenes, según el informe, aparece el funcionario manteniendo relaciones sexuales con la reclusa en su celda.

La investigación sigue abierta y no se descarta que haya más trabajadores implicados. Tras la noticia, Ana Julia fue registrada y trasladada a una celda de aislamiento. En el registro de su celda no se encontró ningún teléfono móvil.

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